Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción

Saludo

Laudes de la IV SEMANA DE CUARESMA

LUNES V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,

y cuántas con vergüenza he respondido,

desnudo como Adán, aunque vestido

de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,

fácil de asir, en una cruz asido,

y atrás volví otras tantas atrevido,

al mismo precio que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,

pero si fugitivos de su dueño

yerran cuando los hallan los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a veros,

clavadme vos a vos en vuestro leño

y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Salmo 5, 2-10. 12-13

ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO

Señor, escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos,

haz caso de mis gritos de auxilio,

Rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor;

por la mañana escucharás mi voz,

por la mañana te expongo mi causa,

y me quedo aguardando.

Tu no eres un Dios que ame la maldad,

ni el malvado es tu huésped,

ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,

destruyes a los mentirosos;

al hombre sanguinario y traicionero

lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad,

entraré en tu casa,

me postraré ante tu templo santo

con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia,

porque tengo enemigos;

alláname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,

su corazón es perverso;

su garganta es un sepulcro abierto,

mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,

con júbilo eterno;

protégelos, para que se llenen de gozo

los que aman tu nombre.

Porque tú, Señor, bendices al justo,

y como un escudo lo rodea tu favor.

Ant. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Cántico 1 Cro 29, 10-13

SOLO A DIOS HONOR Y GLORIA

Bendito eres, Señor,

Dios de nuestro padre Israel,

por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,

la gloria, el esplendor, la majestad,

porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,

tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,

tú eres señor del universo,

en tu mano está el poder y la fuerza,

tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro,

nosotros te damos gracias,

alabando tu nombre glorioso.

Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

Salmo 28

MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD

Hijos de Dios, aclamad al Señor,

aclamad la gloria y el poder del Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor,

postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,

el Dios de la gloria hace oír su trueno,

el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,

la voz del Señor es magnífica,

la voz del Señor descuaja los cedros,

el Señor descuaja los cedros del Líbano.

Hace brincar al Líbano como a un novillo,

al Sarión como a una cría de búfalo.

La voz del Señor lanza llamas de fuego,

la voz del Señor sacude el desierto,

el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,

el Señor descorteza las selvas.

En su templo un grito unánime: ¡Gloria!

El trono del Señor está encima de la tempestad,

el Señor se sienta como rey eterno.

El Señor da fuerza a su pueblo,

el Señor bendice a su pueblo con la paz.

Ant. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE Jr 11, 19-20

Yo como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban: “Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que su nombre no se pronuncie más.” Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, escudriñas las entrañas y el corazón; veré tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. “El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, dice el Señor.

PRECES

Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte nos ha abierto el camino de la salvación, y digámosle confiados:

Damos caminar por tus senderos, Señor.

Señor de misericordia, que en bautismo nos diste una vida nueva,

te pedimos que nos hagas cada día más conformes a ti.

Enséñanos, Señor, a ser hoy alegría para los que sufren

y haz que sepamos servirte en cada uno de los necesitados.

Que procuremos, Señor, hacer lo bueno, lo recto y lo verdadero ante ti

y que busquemos tu rostro con sinceridad de corazón.

Perdona, Señor, las faltas que hemos cometido contra la unidad de tu familia

y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Dirijámonos a Dios con la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, que por el amor inefable que nos tienes nos enriqueces con toda clase de bendiciones, concédenos pasar de nuestras antiguas faltas a una vida nueva, para prepararnos convenientemente a la gloria del reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida

eterna.

R. Amén.

MARTES V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Edificaste una torre

para tu huerta florida;

un lagar para tu vino

y, para el vino, una viña.

Y la viña no dio uvas,

ni el lagar buena bebida:

sólo racimos amargos

y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre,

Señor, para tu guarida;

un huerto de dulces frutos,

una noria de aguas limpias,

un blanco silencio de horas

y un verde beso de brisas.

Y esta casa que es tu torre,

este mi cuerpo de arcilla,

esta sangre que es tu sangre

y esta herida que es tu herida

te dieron frutos amargos,

amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio,

rompe tu silencio y grita!

Que mi lagar enrojezca

cuando tu planta lo pise,

y que tu mesa se endulce

con el vino de tu viña. Amén.


SALMODIA

Ant. 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Salmo 23

ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:

él la fundó sobre los mares,

él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes

y puro corazón,

que no confía en los ídolos

ni jura contra el prójimo en falso.

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,

levantaos, puertas antiguas:

va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, héroe valeroso;

el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,

levantaos, puertas antiguas:

va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, Dios de los ejércitos.

Él es el Rey de la gloria.

Ant. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Ant. 2. Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

Cántico Tb 13, 1-10

ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA

Bendito sea Dios, que vive eternamente,

y cuyo reino dura por los siglos:

él azota y se compadece,

hunde hasta el abismo y saca de él,

y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,

porque él nos dispersó entre ellos.

Proclamad allí su grandeza,

ensalzadlo ante todos los vivientes:

que él es nuestro Dios y Señor,

nuestro padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos,

pero se compadecerá de nuevo,

y os congregará de entre todas las naciones

por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón

y con toda el alma,

siendo sinceros con él,

él volverá a vosotros

y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros,

le daréis gracias a boca llena,

bendeciréis al Señor de la justicia

y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio

anuncio su grandeza y su poder

a un pueblo pecador.

Convertíos, pecadores,

obrad rectamente en su presencia:

quizá os mostrará benevolencia

y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,

y me alegraré de su grandeza.

Anuncien todos los pueblos sus maravillas

y alábenle todos sus elegidos en Jerusalén.

Ant. Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

Ant. 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.

Salmo 32

HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS

Aclamad, justos, al Señor,

que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara,

tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;

cantadle un cántico nuevo,

acompañando vuestra música con aclamaciones:

que la palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales,

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;

el aliento de su boca, los ejércitos;

encierra en un odre las aguas marinas,

mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,

tiemblen ante él los habitantes del orbe:

porque él lo dijo, y existió;

él lo mando, y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,

frustra los proyectos de los pueblos;

pero el plan del Señor subsiste por siempre,

los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,

el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,

se fija en todos los hombres;

desde su morada observa

a todos los habitantes de la tierra:

él modeló cada corazón,

y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,

no escapa el soldado por su mucha fuerza,

nada valen sus caballos para la victoria,

ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros esperamos en el Señor:

él es nuestro auxilio y escudo,

con él se alegra nuestro corazón,

en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

Ant. El Señor merece la alabanza de los buenos.

LECTURA BREVE Za 12, 10-11a

Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora el primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. <>, dice el Señor.

PRECES

Bendigamos a Cristo, pan vivo bajado del cielo, y digámosle:

Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres,fortalece nuestra debilidad.

Señor, sacia nuestra hambre en el banquete de tu eucaristía

y danos participar plenamente de los bienes de tu sacrificio pascual.

Concédenos, Maestro bueno, escuchar tu palabra con corazón noble

y haz que perseveremos hasta dar fruto.

Que con nuestro trabajo, Señor, cooperemos contigo para mejorar el mundo,

para que así, por la acción de tu Iglesia, reine en él la paz.

Reconocemos, Señor, que hemos pecado;

perdona nuestras faltas por tu gran misericordia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Unidos fraternalmente, acudamos ahora al Padre de todos: Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Señor, ser perseverantes en el fiel cumplimiento de tu voluntad, para que en nuestros días crezca tu pueblo no sólo en número, sino también en santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleva a la vida

eterna.

R. Amén.


MIERCOLES V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Cuando vuelto hacia ti de mi pecado

iba pensando en confesar sincero

el dolor desgarrado y verdadero

del delito de haberte abandonado;

cuando pobre volvíme a ti humillado,

me ofrecí como inmundo pordiosero;

cuando, temiendo tu mirar severo,

bajé los ojos, me sentí abrazado.

Sentí mis labios por tu amor sellados

y ahogarse entre tus lágrimas divinas

la triste confesión de mis pecados.

Llenóse el alma en luces matutinas,

y, viendo ya mis males perdonados,

quise para mi frente tus espinas. Amén.

SALMODIA

Ant.1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Salmo 35

DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS

El malvado escucha en su interior

un oráculo del pecado:

“No tengo miedo a Dios,

ni en su presencia.”

Porque se hace la ilusión de que su culpa

no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,

renuncia a ser sensato y a obrar bien;

acostado medita el crimen,

se obstina en el mal camino,

no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes,

tu justicia hasta las altas cordilleras;

tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;

¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;

los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,

les das a beber del torrente de tus delicias,

porque en ti está la fuente viva

y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,

tu justicia con los rectos de corazón;

que no me pisotee el pie del soberbio,

que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;

derribados, no se pueden levantar.

Ant.1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Ant. 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Cántico Jdt 16, 2-3. 15-19

HIMNO A DIOS, CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO

¡Alabad a mi Dios con tambores,

elevad cantos al Señor con cítaras,

ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,

ensalzad e invocad su nombre!

Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,

su nombre es el Señor.

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:

Señor, tú eres grande y glorioso,

admirable en tu fuerza, invencible.

Que te sirva toda la creación,

porque tú lo mandaste y existió;

enviaste tu aliento y la construiste,

nada puede resistir a tu voz.

Sacudirán las olas los cimientos de los montes,

las peñas en tu presencia se derretirán como cera,

pero tú serás propicio a tus fieles.

Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Ant. 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Salmo 46

ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

él nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;

el Señor, al son de las trompetas:

tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:

tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abraham;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso.

Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

LECTURA BREVE

El Señor me abrió el oído; yo no me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante los ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. “Si permanecéis en mi palabra seréis en verdad discípulos míos –dice el Señor– y llegaréis al conocimiento de la verdad y la verdad os librará de la esclavitud”.


PRECES

Bendigamos al Autor de nuestra salvación, que ha querido renovar en sí mismo todas las cosas, y digámosle:

Renuévanos, Señor, por tu Espíritu Santo.

Señor, tú que nos has prometido un cielo nuevo y una tierra nueva, renuévanos sin cesar por tu Espíritu Santo,

para que lleguemos a gozar eternamente de ti en la nueva Jerusalén.

Que trabajemos, Señor, para que el mundo se impregne de tu Espíritu

y se logre así más eficazmente la justicia, el amor y la paz universal.

Enséñanos, Señor, a corregir nuestra pereza y nuestra desidia

y a poner nuestro corazón en los bienes eternos.

Líbranos del mal

y presérvanos de la fascinación de la vanidad que oscurece la mente y oculta el bien.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos al Padre, unidos a Jesús, la oración que él nos enseñó: Padre nuestro.

Oración

Dios misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse por la penitencia de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte con amor, dígnate escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida

eterna.

R. Amén.


JUEVES V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño:

tú, que hiciste cayado de ese leño

en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño

y la palabra de seguir te empeño

tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, Pastor, pues por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

Espera , pues, y escucha mis cuidados.

Pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás, para esperar, los pies clavados? Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Salmo 56

ORACION MATUTINA DE UN AFLIGIDO

Misericordia, Dios mío, misericordia,

que mi alma se refugia en ti;

me refugio a la sombra de tus alas

mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios Altísimo,

al Dios que hace tanto por mí:

desde el cielo me enviará la salvación,

confundirá a los que ansían matarme,

enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones

devoradores de hombres;

sus dientes son lanzas y flechas,

su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos

para que sucumbiera;

me han cavado delante una fosa,

pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,

mi corazón está firme.

Voy a cantar y a tocar:

despierta, gloria mía;

despertad, cítara y arpa;

despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;

tocaré para ti ante las naciones:

porque tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.

Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Ant. 2. “Mi pueblo se saciará de mis bienes”, dice el Señor.


Cántico Jr 31, 10-14

FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,

anunciadla en las islas remotas:

“El que dispersó a Israel lo reunirá,

lo guardará como un pastor a su rebaño;

porque el Señor redimió a Jacob,

lo rescató de una mano más fuerte.”

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,

afluirán hacia los bienes del Señor:

hacia el trigo, el vino y el aceite,

y los rebaños de ovejas y de vacas;

su alma será como un huerto regado,

y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,

gozarán los jóvenes y los viejos;

convertiré su tristeza en gozo,

los alegraré y aliviaré sus penas;

alimentaré a los sacerdotes con manjares

sustanciosos,

y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Ant. “Mi pueblo se saciará de mis bienes”, dice el Señor.

Ant. 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. +

Salmo 47

HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN

Grande es el Señor y muy digno de alabanza

en la ciudad de nuestro Dios,

+ su monte santo, altura hermosa,

alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,

ciudad del gran rey;

entre sus palacios,

Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron

para atacarla juntos;

pero, al verla, quedaron aterrados

y huyeron despavoridos;

allí los agarró un temblor

y dolores como de parto;

como un viento del desierto,

que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto

en la ciudad del Señor de los ejércitos,

en la ciudad de nuestro Dios:

que Dios la ha fundado para siempre.

¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia

en medio de tu pueblo:

como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza

llega al confín de la tierra;

tu diestra está llena de justicia:

el monte Sión se alegra,

las ciudades de Judá se gozan

con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,

contando sus torreones;

fijaos en sus baluartes,

observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación:

“Éste es el Señor, nuestro Dios.”

Él nos guiará por siempre jamás.

Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

LECTURA BREVE Hb 2, 9b-10

Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Decía Jesús a los judíos y a los príncipes de los sacerdotes: “El que procede de Dios da oídos a las palabras de Dios. Por eso no las escucháis vosotros, porque no sois de Dios.”

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, nuestro Señor, que resplandece como luz del mundo para que siguiéndolo no caminemos en tinieblas, sino que tengamos la luz de la vida, y digámosle:

Que tu palabra, Señor, sea luz para nuestros pasos.

Cristo, amigo de los hombres, haz que sepamos progresar hoy en tu imitación,

para que lo que perdimos por culpa del primer Adán lo recuperemos en el segundo.

Que tu palabra sea siempre luz en nuestro sendero,

para que, realizando siempre la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas en ti

Enséñanos, Señor, a trabajar por el bien de todos los hombres,

para que así, por nuestra acción, la Iglesia ilumine a toda la sociedad humana.

Que por nuestra sincera conversión crezcamos en tu amistad

y expiemos las faltas cometidas contra tu bondad y tu sabiduría.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Porque sabemos que somos hijos de Dios, llenos de confianza nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Oración

Señor, atiende a nuestras súplicas y concédenos tu protección, ya que hemos puesto toda nuestra esperanza en tu misericordia; purifícanos de toda mancha de pecado y haz que nos mantengamos en una vida santa, para que lleguemos a recibir la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida

eterna.

R. Amén.


VIERNES V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

HIMNO

Delante de la cruz los ojos míos

quédenseme, Señor, así mirando,

y sin ellos quererlo estén llorando,

porque pecaron mucho y están fríos.

Y estos labios que dicen mis desvíos,

quédenseme, Señor, así cantando,

y sin ellos quererlo estén rezando,

porque pecaron mucho y son impíos.

Y así con la mirada en vos prendida,

y así con la palabra prisionera,

como la carne a vuestra cruz asida,

quédeseme, Señor, el alma entera;

y así clavada en vuestra cruz mi vida,

Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.

SALMODIA

Ant.1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50

CONFESION DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mi un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,

Dios, Salvador mío!,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:

un corazón quebrantado y humillado

tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant. 2 Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico Is 45, 15-25

QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR

Es verdad: tú eres un Dios escondido,

el Dios de Israel, el Salvador.

Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,

se van avergonzados los fabricantes de ídolos;

mientras el Señor salva a Israel

con una salvación perpetua,

para que no se avergüencen ni se sonrojen

nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo

--él es Dios--,

él modeló la tierra,

la fabricó y la afianzó;

no la creó vacía,

sino que la formó habitable:

“Yo soy el Señor y no hay otro.”

No te hablé a escondidas,

en un país tenebroso,

no dije a la estirpe de Jacob:

“Buscadme en el vacío.”

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia

y declara lo que es justo.

Reuníos, venid, acercaos juntos,

supervivientes de las naciones.

No discurren los que llevan su ídolo de madera,

y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas,

que deliberen juntos:

¿Quién anunció esto desde antiguo,

quién lo predijo desde entonces?

¿No fui yo, el Señor?

--No hay otro Dios fuera de mí--.

Yo soy un Dios justo y salvador,

y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,

confines de la tierra,

pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,

de mi boca sale una sentencia,

una palabra irrevocable:

“Ante mí se doblará toda rodilla,

por mí jurará toda lengua”,

dirán: “Solo el Señor

tiene la justicia y el poder.”

A él vendrán avergonzados

los que se enardecían contra él,

con el Señor triunfará y se gloriará

la estirpe de Israel.

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant. 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99

ALEGRIA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO

Aclama al Señor, tierra entera,

servid al Señor con alegría,

entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:

que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,

por sus atrios con himnos,

dándole gracias y bendiciendo su nombre:

“El Señor es bueno,

su misericordia es eterna,

su fidelidad por todas las edades.”

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

LECTURA BREVE Is 52, 13-15

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. “Muchas y buenas obras os he hecho ver –dice el Señor–, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?”

PRECES

Demos gracias a Cristo, el Señor, que al morir en la cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor.

Maestro y Salvador nuestro, tú que nos revelaste con tu palabra el designio de Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,

no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.

Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,

para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.

Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal

y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.

Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes

y llénanos de tu gracia y de tus dones.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir: Padre nuestro.

Oración

Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida

eterna.

R. Amén.

SABADO V CUARESMA

V. Señor, abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Los hombros traigo cargados

de graves culpas, mi Dios;

dadme esas lágrimas vos

y tomad estos pecados.

Yo soy quien ha de llorar,

por ser acto de flaqueza;

que no hay en naturaleza

más flaqueza que el pecar.

Y, pues andamos trocados,

que yo peco y lloráis vos,

dadme esas lágrimas vos

y tomad estos pecados.

Vos sois quien cargar se puede

estas mis culpas mortales,

que la menor destas tales

a cualquier peso excede;

y, pues que son tan pesados

aquestos yerros, mi Dios,

dadme esas lágrimas vos

y tomad estos pecados.

Al Padre, al Hijo, al Amor,

alegres cantad, criaturas,

y resuene en las alturas

toda gloria y todo honor. Amén.


SALMODIA

Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Salmo 118, 145-152

Te invoco de todo corazón;

respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

a ti grito: sálvame,

y cumpliré tus decretos;

me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,

esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,

meditando tu promesa;

escucha mi voz por tu misericordia,

con tus mandamientos dame vida;

ya se acerca mis inicuos perseguidores,

están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,

y todos tus mandatos son estables;

hace tiempo comprendí que tus preceptos

los fundaste para siempre.

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico Ex 15, 1-4. 8-13. 17 –18

HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,

caballos y carros ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi poder es el Señor,

él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;

el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.

El Señor es un guerrero,

su nombre es “Yahvé”.

Los carros del Faraón los lanzó al mar,

ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.

Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,

las corrientes se alzaron como un dique,

las olas se cuajaron en el mar.

Decía el enemigo: “Los perseguiré y alcanzaré,

repartiré el botín, se saciará mi codicia,

empuñaré la espada, los agarrará mi mano.”

Pero soplo tu aliento y los cubrió el mar,

se hundieron como plomo en las aguas formidables.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tú, terrible entre los santos,

temible por tus proezas, autor de maravillas?

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;

guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,

lo llevaste con poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,

lugar del que hiciste tu trono, Señor;

santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones. +

Salmo 116

INVITACION UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA

Alabad al Señor, todas las naciones,

+ aclamadlo, todos los pueblos:

Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre.

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.

LECTURA BREVE Is 65, 1b-3a

Dije: “Aquí estoy, aquí estoy”, a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía mis manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara, continuamente.

RESPONSORIO BREVE

V. Él me librará de la red del cazador.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.

R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Él me librará de la red del cazador.

CANTICO EVANGELICO

Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que para hacer de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del bautismo y nos alimenta con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo:

Renuévanos con tu gracia, Señor.

Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de misericordia, bondad y humildad.

y danos comprensión para con todos.

Que sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren,

para imitarte a ti, el buen Samaritano.

Que María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a tu servicio,

para que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la Iglesia.

Concédenos la abundancia de tu misericordia

y perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por

ellos merecemos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos libre del mal: Padre nuestro.

Oración

Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida

eterna.

R. Amén.

CÁNTICO DE ZACARIAS Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con

nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios.

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

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