OBRAS APOSTÓLICAS

PASTORAL EDUCATIVA

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“Formar para construir un mundo fraterno”

Entre todos los medios que existen para evangelizar, las HFIC contamos con los centros educativos, que son un medio privilegiado, para la formación integral de la persona, desde su individualidad y dimensión social, donde se promueve y transmite una concepción cristiana del mundo, del hombre, de la ciencia e historia, animados por el espíritu de fraternidad, estudio, trabajo, alegría y libertad, en armonía con la naturaleza. (cfr. GE, 1,1; EC, 8; DREEC, 34; ECUTM, 4,11; EHM II, 1 pág. 7; EEGG, 98).

Misión de las Instituciones Educativas

Ofrecer a la comunidad educativa una formación de calidad en las dimensiones espiritual, humana y académica, inspirada en los valores evangélicos, marianos y franciscanos, que le lleve a la realización de su vocación, comprometiéndose a “Reparar la viña del Señor”, siendo miembros constructivos de una sociedad más justa en armonía con su entorno.

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PASTORAL DE LA SALUD

Un encuentro con la misericordia

VISIÓN

Ser una institución Religiosa Franciscana que prolongue en el tiempo y en el espacio el ministerio de la tierna misericordia divina a través del servicio cercano y compasivo con el Cristo Sufriente que se hace presente en los que sufren física, psíquica, emocional o espiritualmente.

MISIÓN

Acoger con amor misericordioso a los enfermos y a los que sufren, mediante una atención integral al estilo de Jesús Buen Samaritano, María Santísima y San Francisco de Asís, respetando y defendiendo la vida, ayudando a transformar el dolor y la soledad en medios para encontrarse con Cristo (Cfr.CC1984, 93, 95 y 110; CC2008, 110; UNC 11).

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL

1. Defensa de la Vida.- En nuestras instituciones no se atentará contra la vida humana desde la concepción hasta la muerte, por ser un don espléndido de Dios (Cfr. GPSAL 82; CIC 2258 y ss.; CAS 1, 138, 146- 148; CC1984 107; CC2008, 108).

“Dios creó al hombre a su imagen y semejanza” (Gn 2,7)

2. Atender fraternalmente al enfermo y al desprotegido.- Acoger a los que sufren y a los que están privados de sus derechos y afectos familiares, en un ambiente de paz y dignidad. Servirlos con amor materno, a ejemplo de María, mirando a Cristo en cada uno de ellos (Cfr. DCE 41; 2R IV, 8 y 9; CC2008, 111;).

“En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” (Mt. 25, 40)

3. Acompañamiento Espiritual.- Propiciar siempre el encuentro con Cristo al mismo tiempo que se atiende el alivio del dolor. En caso de gravedad exhortarlos e invitarlos con prudencia a recibir los servicios espirituales, respetando su libertad y credo; y ante el fallecimiento, ofrecer sufragios brindando apoyo espiritual y moral a sus familiares (Cfr. CIC 2299-2300; CC1923, 321; CC1940, 191; CC1963, 188; CC1970, 124; CC1984, 107).

“Vengan benditos de mi padre porque estuve enfermo y me atendieron” (Mt. 25,34)

4. Dar sentido al sufrimiento y al dolor.- Ayudar a los pacientes y sus familiares a dar sentido trascendente al sufrimiento y al dolor, buscando la propia salvación y la de los demás (Cfr. CAS 116 y 119; SD 30; CC 2008, 111;).

“Todo lo puedo en aquel que me conforta “(Filp. 4,13)

5. Comunicación con caridad y veracidad.- Mantener una comunicación basada en el amor fraterno, en el bien y la seguridad de las personas que atendemos. Ésta debe ser veraz, clara, prudente; y en orden al respeto al prójimo, con estricta discreción (Cfr. CIC 2488 - 2492; CC 1923, 319;).

“Acercarse: para escuchar, para comprender, compartir, acompañar, aprender a leer desde la fe” (GPSA 105)

6. Observancia de la disciplina.- Guardar con responsabilidad la disciplina: puntualidad, orden, pulcritud, esmero, dedicación y prontitud, sin apagar el espíritu de oración y devoción. (cfr. RTOR 18; 2R V, 1-3; PNPF VIII; CC1923, 324; CC1984, 89, 102).

“No apagues el espíritu de oración y devoción”

(San Francisco)

7. Actuar con ética profesional.- Conducirse conforme a las leyes, normas morales, ecológicas y sanitarias, así como las disposiciones aplicables para cada uno de los agentes de esta pastoral, con pureza de corazón, rectitud de conciencia y de acuerdo a la doctrina de la Iglesia Católica (Cfr. CIC 2270 -2317; CC1923, 320-321).

“Pon tu pensamiento y cuidado en el Señor y Él te asistirá”

(San Francisco).

La Provincia “Nuestra Señora de la Paz”, queriendo guardar fidelidad a la larga tradición de nuestra Congregación, desde sus inicios ha tenido fraternidades destinadas al cuidado de la salud, de forma particular y específica en la atención de los adultos mayores, a quienes se les garantiza una existencia digna en la última etapa de su existencia, acompañando estos cuidados físicos con una delicada pastoral catequética y espiritual que posibilite en ellos la aceptación de dicha etapa y les permita prepararse para su encuentro con el Dador de la Vida.

En nuestra Provincia contamos con cuatro países en los que hay Fraternidades que atienden este apostolado; en algunos casos, aunque el personal religioso es reducido, se ha logrado dar pasos importantes en el crecimiento del mismo y en la ampliación de estos servicios. La labor realizada en los Hogares de Adultos Mayores merece nuestras más sinceras felicitaciones y elevar una plegaria de alabanza al Divino Creador, quien está al origen de la abnegada entrega de nuestras Hermanas para procurar el bienestar físico y espiritual de cientos de ancianitos y ancianitas que encuentran en ellas el calor humano y el cariño fraterno del cual han sido privados por sus familiares en no pocas ocasiones.

CASAS HOGAR PARA ADULTOS MAYORES

PASTORAL
CATEQUESIS Y EVANGELIZACIÓN

VISIÓN

Ser instauradoras del Reino de Dios y de sus valores mediante el cumplimiento del mandato misionero de Jesús, llevando la Buena Nueva del amor misericordioso del Padre hasta los confines de la Tierra, a imitación del “Heraldo del Gran Rey”.

MISIÓN

Manifestamos la misericordia divina en los ambientes de evangelización a los que somos enviadas, siendo portadoras de “PAZ Y BIEN” y promotoras incansables de la promoción humana integral de nuestros hermanos y hermanas.

VALORES

1. Vida de oración: “Nadie da lo que no tiene”
2. Interpelación ante la Palabra Divina: “Quien escucha la Palabra y no le pone en práctica se parece a un hombre que se mira en un espejo…” (Stgo. 1,23)
3. Integridad: “Las palabras persuaden, pero el ejemplo arrastra”.
4. Celo apostólico: “¡Ay de mí si no evangelizo!” (1Cor. 9,16)
Abnegación: “Dando es como recibimos”. “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hch. 20,35).
5. Pasión por la misión.
6. Respeto a la diversidad cultural.
7. Capacidad de inculturación.
8. Disponibilidad.
9. Coherencia.

Impulsadas por el mandato de Cristo: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio” hacemos nuestra la labor evangelizadora, dirigida a colaborar en la actividad misionera de la Iglesia, para extender el Reino de Dios en el mundo (cfr. Mc 16,15; VC 81; CC 120).

Los documentos del Magisterio de la Iglesia han colocado a la evangelización en el sitio que siempre debió tener en la comunidad cristiana; la causa misionera debe ser la primera (cfr. A G 2, EN 14, RMi 11,86; CT 1; EAm 74; EG 15).

MISIÓN AD GENTES

Anunciar la Buena Nueva, la misericordia de Dios, a las comunidades más necesitadas y de difícil acceso, propiciando el encuentro personal con Cristo, la plenitud de su vocación y el compromiso de ser discípulo misionero. La finalidad de nuestro apostolado es alimentar y promover la fe del pueblo de Dios, impulsadas por el mandato de Cristo, “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la Creación” (Mc 16,15) (cfr. PF 7; EG 19). La finalidad de nuestro apostolado es alimentar y promover la fe del pueblo de Dios, impulsadas por el mandato de Cristo, “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la Creación” (Mc 16,15) (cfr. PF 7; EG 19).